domingo, 7 de junio de 2009

Calidad en los Servicios de Salud 06 ASIMETRÍA DE LA INFORMACIÓN

Imagen: cemic.educ.ar

La atención a la salud, es el cuidado que los profesionales de la salud ofrecen a las personas que lo requieren, aplicando el conocimiento actual y legítimo, a fin de solucionar las necesidades, problemas y expectativas, en forma integral, durante todo el proceso salud-enfermedad, se basa en valores: respeto a la vida y a la dignidad humana, humanismo, saber y amor para servir y libertad, beneficencia y no maleficencia.

Las variables de la atención son acceso a los servicios, habilidad profesional, eficacia diagnóstica, resolutividad del tratamiento, trato personalizado, diálogo y comunicación.La atención es un servicio y éste es una experiencia directa, instantánea, no almacenable, subjetiva y que requiere de un control previo.Los elementos de la atención a la salud (usuarios, prestadores de servicios y autoridades) en sus interrelaciones, generalmente, manejan diferentes niveles de información, ya que hay marcadas diferencias en cuanto al acceso a las fuentes, la interpretación de los datos y el uso de la información como inteligencia; es por eso que encontramos asimetría de la información entre autoridades y prestadores de servicios y entre éstos y los usuarios.

Por esa asimetría, el usuario no siempre sabe o entiende que es lo que tiene y por tanto ignora que necesita. La falta de una genuina comunicación aleja la posibilidad del control social y la desinformación, en menor o mayor grado, produce contradicciones y distorsiones.

La desinformación, de alguno o de todos los elementos de la atención, derivada de la asimetría de la información, produce al menos, una de las siguientes patologías:
· La sobreprestación que expone inútilmente a los usuarios a riesgos innecesarios, al atenderlos en ambientes sobredimensionados, para el tipo de problema que los aqueja, por atender en el nivel inadecuado, someter a los pacientes a reprocesos y estancias prolongadas.

· La sobreprescripción, en la cual, sin necesidad aparente, se indican procedimientos agresivos, que además de aumentar los costos, aumentan los riesgos y el desperdicio a la vez que disminuye el beneficio, por exceso de tecnología inoportuna, intervenciones injustificadas y tratamientos excesivos.
· La sobrefacturación, en la que alevosamente, dueños, administradores o prestadores de servicios, se aprovechan del desconocimiento de los usuarios para efectuar cobros indebidos de insumos o procedimientos inexistentes.Para inhibir los efectos adversos de la asimetría de la información y la variabilidad clínica, se ha preconizado la protocolización de la atención, basada en la evidencia, con la creación de guías clínicas indicativas que responden al debe ser, las cuales se operativizan en el puede ser, al adecuarlas como protocolos de práctica.

A este respecto, hay que tener cuidado que los protocolos no sean un instrumento rígido de regulación, que congelen en el tiempo los procedimientos y que se sigan, más por temor a una sanción jurídica que por convicción profesional.Los protocolos, como normas de funcionamiento para la atención, que definen las intervenciones y alternativas basadas en la evidencia, son criterios explícitos de manejo diagnóstico y terapéutico, emanados de la bibliografía más actual y de la experiencia de la práctica de los profesionales.

La protocolización es potestad del órgano de regulación, en tanto que éste dicta la política de protocolizar e inclusive armoniza los formatos tipo, sin embargo los protocolos son más un instrumento de mejoría continua y de garantía de calidad, que se respetarán en tanto sean elaborados por expertos de cada tema.

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