jueves, 22 de octubre de 2015

III 02 WINGSUIT FLIYING: Ardillas voladoras del primer mundo

imagen: skydivers de Winsuit



El eterno sueño del hombre ha sido volar, por eso la humanidad se afana en descubrir nuevas formas y métodos para hacerlo ¿Queremos ser ángeles o aves?

A partir de los 30, algunos soñadores de volar horizontalmente, empezaron a utilizar alas, fabricadas con lienzo, madera, seda, acero e incluso huesos de ballena, pero ninguna fue muy fiable. Entre 1930 y 1961, 72 de los 75 originales “hombres pájaro” murieron probando sus trajes de vuelo; sin embargo Clem Sohn y Leo Valentin se deslizaron en el aire por millas, inspirando a docenas de imitadores.

A mediados de los 90s, el francés Patrick de Gayardon desarrolló un equipo de incomparable rendimiento y seguridad; infortunadamente falleció en 1998, mientras probaba las mejoras a su contenedor de paracaídas; sin embargo sembró la semilla de una nueva generación de hombres voladores.

En 1998, Jari Kuosma y Robert Pecnick crearon un traje seguro y accesible, para todos los “skydivers” y para el público en general, previa instauración de un programa de instructores a fin de eliminar el estigma de la peligrosidad de volar horizontalmente, estandarizándose la preparación esencial de los docentes y elaborando una lista mundial de entrenadores certificados.

Actualmente, lo que están logrando un puñado de valientes, en países desarrollados como Italia, Australia, Noruega, Austria, Finlandia, Sudáfrica, Croacia, Francia y por supuesto Estados Unidos, es ser ardillas voladoras (flying squirrel), a través del deporte extremo winsuit flying, consistente en lanzarse al vacío preferentemente desde un avión, con desplazamiento horizontal entre 140 y 160 kilómetros por hora, en contraste con los 20 del descenso vertical.

Este deporte de aventura, si bien es cierto entraña una alta probabilidad de sufrir una muerte violenta, es considerado como el arte de volar el cuerpo humano a través del aire, porque requiere subir muy alto y esperar el máximo tiempo posible antes de abrir el paracaídas.

El vuelo es posible gracias a un traje especial (wingsuit) que permite planear, a tremenda velocidad durante una caída libre. En la última década se han logrado múltiples innovaciones en el traje y equipo para volar, con un nuevo nivel de seguridad y rendimiento. Los hombres voladores están de vuelta y en rápido crecimiento.

El wingsuit que se utiliza al salir del avión, es un overol especial diseñado para aumentar al doble la superficie de rozamiento del cuerpo con el aire, y de esta forma poder planear y no caer tan rápido; se adquiere por Internet o en centros de paracaidismo, con un costo variable entre 650 dólares y 990 Euros los más cómodos. El traje, configurado con el cuerpo, crea un “airfoil” (plataforma que propulsa, direcciona, eleva y estabiliza en el aire al deportista) al formarse una especie de membrana, cuando la tela se cose entre las piernas y los brazos; que al abrir brazos y piernas, simula la cola de un pájaro, o mas bien una ardilla voladora al hinchar las alas, por las membranas entre los brazos y el tronco, permitiendo una caída mas horizontal, al extender las alas rígidas y autoinflables, facilitando que el piloto puede girar, seguir en picada o dispararse hacia delante.

Los trajes más modernos pueden reducir la velocidad a un rango de entre 60 y 95 kilómetros por hora, debido a su diseño con alas y membranas, fabricado con un material deslizante, alas de hinchado rápido y mejor resistencia al viento, que modelado al cuerpo, permite al cambiar la forma del torso, arqueo o flexión en los hombros, caderas y rodillas, crear la cantidad deseada de elevación y arrastre, según tensión aplicada a las alas de tela del traje.

El problema principal es lograr un aterrizaje seguro, utilizando un paracaídas, ad hoc, que debe desplegarse a una altura prevista, descomprimiendo el brazo de las alas, pues los pilotos de wingsuit que se desplazan no solo hacia abajo, sino también hacia delante con una gran velocidad de avance, deben controlar el vuelo.

Los hombres “ardillas voladoras” no solo se lanzan en caída libre desde aviones en movimiento, que es lo más difícil porque dependiendo de la ubicación y tamaño de la puerta de la aeronave, pueden golpearse con los aparatos o perder estabilidad; sino que practican otras modalidades de paracaidismo que se denomina “extreme wingsuit BASE jump” , saltando desde un objeto fijo que ofrezca suficiente altura, conforme a las cuatro categorías que comprende el acrónimo base: Building (edificio), Antenna (antena, chimenea, torre de tendido eléctrico), Span (arco de puente) y Earth (precipicio o formación natural de la Tierra).

El wingsuit flying requiere de técnicas aprendidas, la USPA (Asociación de paracaidistas de los Estados Unidos) recomienda que para el primer salto wingsuit, el aspirante mínimo debe acreditar la experiencia de 200 saltos efectuados en paracaídas y hacerse acompañar por un instructor; 500 saltos previos o mas, no requiere obligatoriamente de instructor acompañante. Para medir su desempeño los pilotos utilizan computadoras y geo referenciadores (GPS), que registran cantidad de tiempo en vuelo, altura en que se desplegó el paracaídas, trayectoria del vuelo y altura en que entró en caída libre.

El futuro deseado es volar sin paracaídas, por ahora al final del salto, para reducir la velocidad de descenso antes de llegar al suelo, debe desplegarse uno; muchos dicen que es imposible esta proeza; pero Jean Potwin, profesor de física de la Universidad de St. Louis en Missouri, paracaidista veterano que tiene en su haber más de dos mil cuatrocientos saltos, cree que es posible tocar tierra firme con el wingsuit adecuado sin necesidad de paracaídas. En National Geographicde enero de 2008 un artículo señala que un traje de ardilla voladora podría reemplazar al paracaídas. Lo anterior parece una locura y quizá lo sea.

Desde 2005 en Finlandia se ha experimentado agregar pequeños motores a reacción, usando queroseno de combustible, logrando los “birdman” (hombres pájaro), 30 segundos de vuelo horizontal, demostrando desde entonces que el vuelo humano no sólo es posible, sino sostenible.

www.lardeau.net Et les grutes les couleurs

En mayo de 2008, después de cinco años de prácticas, Yves Rossy, piloto comercial profesional suizo, de la empresa Suiss Airlines y ex piloto de combate de 48 años de edad, llamado “Fusión Man” por sus patrocinadores, se convirtió en el primer hombre en volar con unas alas propulsoras con cohetes, el Jet Wing, convirtiéndose en el hombre cohete (Jet Man).

El vuelo lo realizó con alas de carbono, de 2.5 metros y 55 kilos de peso, impulsadas por cuatro turbinas que utilizan queroseno, diseñadas y construidas por el mismo, maniobrando sobre los Alpes, subiendo hasta 800 metros, a una velocidad de 186 millas (300 kilómetros por hora), para luego descender delante de una estela de humo. De momento el artefacto no es capaz de despegar ni de aterrizar.

Este fue tan solo su viaje de prueba, su nuevo desafío es cruzar el Canal de la Mancha con su artefacto, hazaña que intentará solo dos semanas después de haberse publicado este post. ¡Buena suerte!  Y lo logró.

miércoles, 14 de octubre de 2015

II 22 Jules Gabriel VERNE Allote: Escritor visionario y viajero de la imaginación

Imagen: mcastilla.blogspot


“Todo lo que se puede imaginar, alguien lo hará realidad”

Aunque hubiera preferido ser marinero como su hermano Paul, a partir de 1848 tuvo que estudiar derecho en La Sorbona de París para complacer a su padre, que como hijo de juez, aspiraba a que su primogénito heredara su bufete de abogado, como procurador judicial. Termina sus estudios y aprueba su tesis doctoral, pero no ejerce ya que inmediatamente opta por la carrera de las letras en las que sería un destacadísimo escritor y novelista de fama mundial; precursor de la novela de aventuras de ciencia ficción; y creador de la literatura científica. Julio Verne, primero de los cinco vástagos de una familia burguesa, nació el 8 de febrero de 1828, en la isla Feydeau, a orillas del río Loira-islote arenoso cerca de la desembocadura del Atlántico, fundada por 80 “plantadores de Santo Domingo” -comerciantes que se arruinaron con la independencia de Haití-, en Nantes, Bretaña, que a inicios del siglo XIX, era uno de los más importantes puertos de Francia. Sus padres fueron Pierre Verne, abogado de profesión y Sophie Allote de la Fuÿe-descendiente de una familia de origen bretón y escocés, compuesta por marineros y gente de letras-. Siendo niño demostró ser un estudiante dedicado y serio; de excelente memoria. A los seis años de edad asiste a la clase de Madame Sambain, su primera maestra, quien le impresiona profundamente con sus relatos de anécdotas de su marido marinero.

Inicia su instrucción elemental en el Saint-Donatien; prosiguiendo en el colegio Saint-Stanislas donde demuestra su brillantez y talento en geografía, griego, latín y canto. En el liceo de Nantes estudió filosofía y retórica. Un episodio legendario de su adolescencia temprana-que para algunos es una simple invención de sus biógrafos-es que el joven rebelde, propenso a la aventura, trata de embarcarse como grumete-con tan solo 11 años-en el barco La Coralie, que partía para la India, lo que su padre impidió a tiempo aplicándole severo castigo. Pero lo que mas le duele es la promesa que le obliga a pronunciar: nunca pretenderá viajar más que con la imaginación y a través de su fantasía. No fue sino hasta que tuvo más de 30 años, cuando realiza su primer viaje al extranjero.

Perdidamente enamorado y no correspondido, escribe versos de amor, culminando sus escritos con una pequeña tragedia, pero sufre los desaires de su prima Caroline Tronçon, lo que sume al joven en profunda crisis de melancolía. Unos años después se anuncia el compromiso de Caroline con acaudalado prometido de la ciudad con el que contrae matrimonio, marcando una profunda huella en el carácter de Verne.

En 1848 marcha a París para cursar la carrera de abogado, pero se dedica a escribir piezas dramáticas en su bohardilla del Barrio Latino; en esa época se mantenía la costumbre de veladas de conversación en los famosos “Salones de Madame”, organizadas por damas de la alta sociedad. Su tío Châteaubourg lo introduce con la señora Barrère, donde conoce a Alejandro Dumas padre, figura aclamada e indiscutida-autor de “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”-, quien llegará a convertirse en su protector y consejero literario. También se codea con Víctor Hugo y Eugenio Sue. Casi inmediatamente, traba amistad con Dumas, hijo, que es solo cuatro años menor que él.

Al abandonar la abogacía, para dedicarse al teatro, sufre un distanciamiento con su padre, que deja de suministrarle dinero, por lo que se centra en el teatro y operetas. A finales de 1851 realiza labores de secretario para Edouard Seveste quien reabre la Ópera Nacional con el nombre de Théâtre-Lyrique. Escribe entonces varias piezas y algunos libretos. Entre tanto, publica algunas novelas cortas en los periódicos ilustrados. En 1856 conoce a Honorine de Vyane-viuda de la ciudad de Amiens, madre de dos hijas-con la que se casa un año después. Una vez en la capital, conoce a su nuevo cuñado que gana mucho dinero como agente de bolsa. Después de largas y acaloradas discusiones con su padre, consigue un financiamiento de 50 mil francos para invertir, con lo que logra asociarse como agente de bolsa, reuniendo una pequeña fortuna poco después.

En su estancia en París es asiduo asistente a la Biblioteca Nacional, donde estudia por su cuenta Química, Botánica, Geología, Mineralogía, Geografía, Astronomía, Matemáticas, Física, Mecánica y Balística; además ingresa a la Sociedad de Geografía y se entrevista con exploradores, viajeros, periodistas y científicos; aprovechando sus conocimientos y su entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial para escribir numerosas novelas de aventuras de corte científico, en las que plasmó su dominio de la tensión dramática lo que le permitió combinar extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera y amena.

En 1862 traba amistad con el aventurero, periodista y fotógrafo Félix Tournachon-que utilizaba el pseudónimo de Nadar-, con el que investiga los adelantos de la aeronavegación, los que describe en su libro Cinco Semanas en Globo, su primer éxito literario. Nadar lo recomienda con el famoso editor Pierre-Jules Hetzel-publicaba las obras de Víctor Hugo y Michelet-, dueño de le Magasin D'Éducation et de Récréation al que Verne entrega el manuscrito para su publicación; la obra es acogida por el público con gran entusiasmo; constituyendo el primer volumen de una serie que alcanzaría los más de cien, continuando con el título general de Los Viajes Extraordinarios a los mundos conocidos y desconocidos. Antes de ser editado por Hetzel, el original fue rechazado por quince editoriales. Debido al éxito de esta obra el dueño de la revista le ofrece un contrato por veinte años-como colaborador para la parte científica-a veinte mil francos anuales-una pequeña fortuna para esa época-a cambio de dos volúmenes de un nuevo estilo cada año.

Dotado tanto para la ciencia ficción como para la aventura pura y simple, une las dos vertientes como escritor de la literatura científica, acercando los conocimientos recién descubiertos, particularmente a la juventud. Su gran imaginación y su capacidad de anticipación lógica, aunada a sus profundos conocimientos técnico científicos de su época, le permitieron adelantarse a su tiempo, describiendo y prediciendo entre otras cosas el submarino, en su obra Veinte mil leguas de viaje submarino-este febrero de 2009, hay tantos submarinos nucleares, que uno británico y otro francés colisionaron en aguas del Atlántico-; Armas de destrucción masiva-Ante la Bandera-; el helicóptero-Robur el conquistador-;Naves espaciales-De la Tierra a la Luna-la carrera espacial-Héctor Servadac- y grandes trasatlánticos-Una ciudad flotante- entre otros. También se reconoce su visión en futuros descubrimientos y eventos históricos como el descubrimiento de las fuentes del Nilo-Cinco semanas en globo-la conquista de los polos-Las aventuras del capitán Hatteras- y los gobiernos totalitarios-Los quinientos millones de la begún-.

Por fin en 1859 Verne sale por primera vez de Francia con destino a Inglaterra y Escocia; en 1861 visitó Escandinavia; en 1867 embarca en el trasatlántico Great Eastern viajando a Estados Unidos-Nueva York y las cataratas del Niágara-; entre los años 1871 y 1873 visita Londres, Jersey, Guernsey y Sark. En 1878 hizo un viaje en su yate-el Saint Michel III-, visitando Lisboa, Tánger, Gibraltar y Argel. En 1880 visita Irlanda, Escocia y Noruega. En 1881 realiza una gira por los Países Bajos, Alemania y Dinamarca. En 1884 navegó a través del Mediterráneo llegando a Argel, Malta e Italia. En 1887 realiza una expedición a Bélgica y los Países Bajos.

Cuando la fortuna le es propicia, a pesar de la oposición de su esposa, se muda a una casita frente al mar en la costa Le Crotoy, pequeño pueblo de pescadores en el estuario de la bahía del Somme, donde se ve obligado a tomar parte en la guerra franco-prusiana, sirviendo como guardia nacional a bordo de su barco personal el “Saint-Michel”-llamado así en honor a su único hijo-.
1886 y 1887 resultan fatídicos para Julio Verne: Debido a problemas económicos tiene que vender su Yate; unos días después su sobrino favorito le dispara dos tiros en una pierna lo que lo convierte en un inválido e internan en un manicomio al sobrino; muere Hetzel, al que quería como un padre, y fallece su madre. Cuando ya era un escritor consagrado se instala en Amiens-una ciudad a dos horas de París en tren-donde es elegido concejal, abogando por una serie de mejoras a la ciudad, labor que desarrolló durante quince años. Tras haber conocido un enorme éxito literario, Jules Verne muere el 24 de marzo de 1905, a los 77 años de edad a causa de la diabetes, que previamente lo había dejado ciego y sordo, impidiendo su mayor placer; la lectura. Es enterrado en el Cementerio de La Madeleine, en donde el escultor Albert Roze hace un monumento representando a Verne emergiendo del sepulcro y levantando su brazo derecho.

A pesar de que su vida no fue fácil, ya que su vida marital no fue todo lo feliz que el hubiera deseado, padeció frecuentes parálisis faciales, y su único hijo le provocó muchas contrariedades; nadie puede atreverse a negar que Verne recorrió el denodado camino del éxito, con su vasta obra que incluyó libretos para Operas; comedias ligeras y múltiples novelas de aventuras que se enlistan en el hipertexto. Una Universidad de Picardía lleva su nombre, al igual que varios teatros. También recibió innumerables reconocimientos, entre ellos la Legión de Honor-por su aporte a la educación y a la ciencia-y que su nombre quedara plasmado no solo en calles, plazas, jardines, bustos, estatuas y monumentos, sino también en una montaña de la faz oculta de la luna. Dumas quedó admirado con la insospechable erudición que daba muestra en las más diversas materias. Más de 80 de sus libros fueron traducidos a 112 idiomas.