Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla, obtiene en 1749 la concesión de las anegadas minas de Pachuca; al desaguarlas, queda descubierta la veta La Vizcaína, que lo llevó a ser sin duda, el hombre más rico de América, amasando hasta su muerte una enorme fortuna.
En 1824, en el México
independiente, decae la actividad minera, el tercer conde de Regla concerta un
contrato de arrendamiento, para trabajar las minas, fundándose en Londres la
Compañía de los Caballeros Aventureros; que mecanizó la explotación y amplio la
red de caminos que comunicaban las bocas de los tiros con las haciendas de
beneficio, iniciando el arraigo de ciertas costumbres británicas en Real del
Monte y Pachuca.
El Mineral de Real del Monte, con su altura,
el clima frío predominante y la facilidad que tiene para nublarse, resultó ser
el lugar ideal para recibir a los Cornish, grupo étnico de origen celta que
habitaba en la península de Cornalles, al suroeste de Inglaterra, que gozaban
de la fama de ser considerados los mejores mineros del mundo, pues provienen
del denominado “país del estaño”, principal fuente de abastecimiento para las
civilizaciones del mediterráneo antiguo.
Los córnicos tardaron un
año, para desde Veracruz, trasladar las mil quinientas toneladas de maquinaria
que traían a cuestas; como toda cultura traían sus propias tradiciones, su
religión metodista, sus costumbres gastronómicas, como el cornish pasty, que en
sincretismo con la cultura mexicana dieron origen a los pastes.
Como es natural, al paso
del tiempo, los mineros británicos y sus familias fueron falleciendo, por lo
que habilitaron a finales del siglo XIX, un cementerio, que los mexicanos
conocemos como el Panteón de los Ingleses de Real del Monte, el cual alberga a
más de 600 córnicos enterrados con los mismos ritos que se acostumbraban en sus
ciudades natales, Camborne y Redruth en Cornwall o Cornualles, un condado
administrativo y ceremonial que ocupa gran parte de la península del mismo
nombre, constituyendo el extremo suroccidental de Inglaterra.
Dicen que los ingleses que se encuentran fuera de
su país, tienen la costumbre mortuoria de orientar sus tumbas en dirección a la
Gran Bretaña. El Cementerio británico de Real del Monte, Hidalgo, conocido
también como Panteón inglés es un sitio misterioso y lleno de nostalgia en el
que todas las tumbas, según la tradición, están
orientadas hacia la Gran Bretaña, excepto una, la de Richard Bell, quien ordenó que su lápida, "diera la
espalda" a las de sus desdeñosos paisanos.
Así, hoy se puede ver que su tumba es la única que contradice el orden
geométrico del cementerio (ver foto).
Según las interesantes explicaciones
de los sepultureros del panteón, los guía de turistas, los folletos turísticos oficiales
de Hidalgo y el conocimiento popular, que se ha diseminado por tradición oral,
de generación a generación de los habitantes de Real del Monte, la persona que
está enterrada con los pies dirigidos hacia el sur y la cabeza al norte, protestando
por el desprecio de sus paisanos, es el gran payaso de fama mundial Richard
Bell, aquel que en 1858 naciera en Deptford, Inglaterra, debutara a los dos
años en Lyon, Francia y triunfara en todo el mundo, incluyendo el México
porfiriano.
Durante años se creyó que el payaso había muerto en México y había sido
enterrado en el Cementerio Inglés de Real del Monte,
pues una lápida lleva su nombre, de hecho, es la única lápida que no está
colocada mirando al noreste, hacia Inglaterra, como todas las demás. Se decía
que esto era así porque el payaso había decidido llevarles a todos la contra.
No obstante, investigaciones recientes muy bien documentadas muestran
que en realidad el payaso Richard Bell en 1911, luego que supo que los
revolucionarios usaron los carros del ferrocarril que él ocupaba para su circo
Bell, decidió regresar a Inglaterra, con escala en Nueva York en donde lo
alcanzó la muerte, siendo enterrado en esa Ciudad. De manera que el Richard
Bell que está enterrado en Real del Monte, parece ser un minero y no el
legendario payaso, lo que, como es de esperarse, muchos se resisten a creer.
Richard Bell, el minero, según la inscripción de su lápida, nació en
Middleton, Tresdale, Inglaterra, en 1812, cuarenta y seis años antes del
nacimiento del gran clown, muriendo en 1875 a la edad de 63 años, lo que
confirma que no son los restos del payaso más famoso del mundo los que se
encuentran en la tumba número 55 al lado izquierdo del panteón, justo la que
esta al pie mío en la foto de la portada en el Cementerio Británico de Real del
Monte.
Si bien es cierto que Bell estuvo con sus hermanos,
de visita en Pachuca, fue solo una vez con motivo de una gira artística en
1886, once años después de la muerte de su homónimo, no volviendo nunca jamás,
contradiciendo con desencanto tan bella leyenda.
Para decepción de muchos, esa es solo una bella
historia, no es más que un mito que gusta conocer a quienes visitamos el
camposanto, que se encuentra en el exuberante bosque de oyameles y flores,
sitio del panteón inglés, lleno de magia, misterio y originalidad.
Personalmente, a pesar de la evidencia, prefiero
quedarme con la idea de que Richard Bell, el payaso, está en el Panteón Inglés,
porque la historia merecería ser verdad.