Imagen: Foto Notimex |
Un
Diario de circulación nacional en México, publicó en enero de 2007, una noticia
acerca de un inmigrante mexicano a los Estados Unidos, miembro del Proyecto
California-México, que al sentir nostalgia de la Ciudad de México y por los
recuerdos de su infancia, se convirtió en el motor del México City Day en Los
Ángeles, mejor conocido como “Día del Chilango” previsto para celebrarse cada
24 de febrero, día de la bandera, en la Plaza México, ubicada en la ciudad de
Lynwood, pequeña comunidad, 25 kilómetros al sur del centro de los Ángeles;
convocando a toda la comunidad defeña, la cual se encuentra dispersa, carente
de organización y de vínculos con el gobierno y organismos que los ayuden en
los Estados Unidos, a diferencia de los oriundos de Zacatecas, Michoacán,
Puebla o Jalisco que si tienen redes de apoyo. Datos del Consejo Nacional de
Población (CONAPO) indican que 450 000 personas nacidas en el Distrito Federal
viven en el extranjero, 97% de ellas radican en Estados Unidos.
No hay
acuerdo unánime sobre qué es un chilango: El Larrouse dice que un chilango es
una persona originaria de la Ciudad de México; el Gran Diccionario
Enciclopédico Ilustrado menciona que es un apodo popular que se da en México al
habitante del interior; el Diccionario Chileno de Etimologías afirma que
se trata de un adjetivo con el que se refieren los mexicanos de provincia a los
mexicanos que hoy habitan el Valle de México; en tanto que la Real Academia
Española sentencia que chilango (a) es un adjetivo coloquial que se le asigna al
natural de México o bien se refiere a perteneciente o relativo al Distrito
Federal, en México, definiciones todas que paradójicamente, por un lado se
contradicen, pero por otro se complementan.
Tampoco
está totalmente dilucidado el origen del término chilango, al respecto hay
múltiples versiones, desde las más simples e inocentes, hasta las más
elaboradas; por ejemplo, el recién fallecido escritor oaxaqueño Andrés
Henestrosa, mencionaba que chilango deriva del náhuatl "huachinango",
nombre de un pez pargo, caracterizado por su color rojo, “como el de la tez del
capitalino” ¿?, agregando que en el puerto de Acapulco, en la época de pesca de
este pez era cuando más gente del Distrito Federal llegaba a vacacionar,
entonces las vacaciones quedaron como temporada de huauchinangos o “temporada
de chilangos”. Se dice también que el término fue utilizado por primera vez en
Veracruz, cuando los delincuentes condenados eran enviados a la Cárcel de San
Juan de Ulúa en Veracruz. Al llegar al puerto, los presos eran atados de manos
y formados en hilera en forma similar, decían ellos, a una “chilanga”, conocida
en ese entonces, como un atado de chiles. De ahí que el chilango se asocie con
aquellos "delincuentes" provenientes del Distrito Federal.
La
tradicional rivalidad de la capital de la República con, Guadalajara, segunda
ciudad del país, explica porque allá popularizaron que chilango era una palabra
compuesta por “chile” y “chango” para hacer referencia a la frase “cuerpo de
chile y cara de chango” que nos atribuyen a los habitantes del altiplano y para
popularizar la frase demencial “haz patria, mata a un chilango”, cuya
originalidad es muy discutible, pues en Colombia, desde hace mucho tiempo
circula la frase “haz patria, mata a un costeño”. No falta quien adjudica al
vocablo un origen maya, de xilaan, que significa pelo revuelto o encrespado,
pasando posteriormente a shilango; otros creen que se genera del náhuatl
chilan-co que significa “en donde están los colorados” aludiendo la piel de los
aztecas enrojecida por el frío o bien de Cilanco, Chilango “el que vive a las
orillas del río o lago desecado”. Otros afirman que el término, data de la
Nueva España, donde la gente que llegaba desde las provincias, viviendo en
condiciones muy precarias, se dedicaba al cultivo y comercio de una variedad de
chile que se llama chilaca, por extensión se les llamó chilangos ¿?, como
sinónimo de clase baja e inculta.
El
notable ensayista mexicano Gabriel Zaid,
haciendo eco de la Real Academia Española, propone el termino Chilango como
gentilicio-adjetivo
o sustantivo que indica el origen o nacionalidad de las personas-coloquial,
“no es el nombre más adecuado, pero no hay otro”. Personalmente creo que mas
bien nos encontramos ante un apodo malintencionado, de connotación despectiva,
discriminatorio y estigmatizante, que refleja rencores históricos y prejuicos
hostiles, de los provincianos a los capitalinos, tal como sucede con los
norteamericanos a los que llamamos gringos; los porteños argentinos, llaman a
los del interior del país, “cabecitas negras”; la xenofobia antibogotana, al
ser llamados rolos o cachacos, por los paísas y costeños de Colombia; o los
caraqueños que no son bien vistos por los gochos, portus, negros y chinos en
Venezuela. O al menos se trata de un término folklórico, como Gaucho-Argentina-,
Charrúa-Uruguay-Guanaco-El
Salvador-
Catracho-Honduras-Tico-Costa
Rica-Nica-Nicaragua-Carioca-Brasil-Chapín-Guatemala- o
Tapatío, Jarocho, Norteño y Yuca en México.
Chilango
no tiene ni la fuerza ni la categoría para ser un gentilicio aceptable, como si
lo son, reynosense-Reynosa-emeritense-Mérida-jalapeño-Xalapa-.
Nosotros los nacidos en la ciudad capital de la República Mexicana no tenemos
un gentilicio oficial aunque festivamente no tenemos inconveniente, quizá hasta
sintamos cierto orgullo, en que coloquialmente, nos digan chilangos, no
obstante que sabemos de la intención peyorativa, en lugar de los términos
evidentemente erróneos de “capitalino” o “defeño”.
Los habitantes
del centro del Valle de México pasamos históricamente de Tenochcas a Chilangos,
con un amplio espacio intermedio en el que no tuvimos ningún gentilicio propio;
hemos sido mal llamados capitalinos, porque cualquier persona alrededor del
mundo que haya nacido en cualquier capital lo es o bien defeños, pero el
Distrito Federal se creo el 20 de noviembre de 1824 como residencia de los
Poderes de la Federación, por su ubicación geográfica lo lógico era que quedara
en la ciudad de Querétaro, el punto medio del país, pero los intereses
personales y de grupo, cabildearon para que el Distrito Federal se estableciera
en la Ciudad de México “en un círculo cuyo centro fuera la plaza mayor,
(Zócalo) y su radio de dos leguas” “en caso de que los poderes Federales se
trasladen a otro lugar, se erigirá en el Estado del Valle de México”, con lo
que dejaríamos de ser defeños para trocarnos quizá en vallunos mexiquenses.
Originalmente
“chilango” se utilizaba para designar a las personas que habiendo nacido en
cualquier otro lugar del país, emigraban a la Ciudad de México, seguramente en
búsqueda de mejor calidad de vida, asentándose en el Distrito Federal. Este
término se extendió aplicándoseles a sus hijos nacidos aquí, tal como a
mediados del siglo XX se llamaban “pochos” a los hijos de mexicanos nacidos en
territorio norteamericano. Los chilangos eran, por decirlo de alguna forma,
aquellos que llegaban a vivir y se asimilaban a la ciudad capital.
Posteriormente
cualquier persona que naciera en la bella Ciudad de México, era sujeto de ser
motejado como chilango, casi como un apodo exclusivo de los oriundos del
Distrito Federal. Más recientemente se considera chilango a toda persona que
habita en el Distrito Federal, sin importar el lugar de nacimiento.
Un
internauta simplificó el asunto en los siguientes términos: chilango es un
provinciano que radica en el D.F.; Defeño es el nacido y crecido en el D.F. y
capitalinos son los chilangos y defeños por igual.
Lástima,
merecería ser verdad, pero la versión moderna de chilango, incluye a las
personas que han emigrado a cualquier ciudad no conurbada, provenientes del
Distrito Federal y a los habitantes, tanto del Distrito Federal, como de los
municipios conurbados del Área Metropolitana de los estados de México e Hidalgo.
Cada vez hay más chilangos fuera del Distrito Federal.