jueves, 7 de abril de 2016

I 04 ANASTASIA ROMANOV/Anna Anderson



La Dinastía Romanov fundada en 1617 por Boyardos moscovitas, título de los nobles terratenientes eslavos, reinaron Rusia hasta 1761, año en que fueron sustituidos por la rama de los Holstein-Romanov de Pedro III; los cuales a la vez gobernaron hasta marzo de 1917, cuando el último emperador ruso, el Zar Nicolás II abdicó obligado por la insurrección de Petrogrado, que da inicio a la segunda revolución rusa, con la toma de poder de los Bolcheviques y la creación de la República Socialista Soviética Federativa de Rusia.

Nikolái Aleksándrovich Romanov, el último Zar de la Rusia Imperial, había nacido en San Petersburgo en 1868, en Tsarskoye Selo (la Villa de los Zares). Esmeradamente educado, hablaba con soltura inglés, ruso, francés y alemán. En 1894 accede al poder, sustituyendo a su padre Alejandro III; poco después de su coronación, contrajo nupcias con Alix de Hesse, quien tomó el nombre de Alexandra Fiódorovna, con la que procreó cinco hijos: Olga (1895), Tatiana (1897), María Teresa (1899), Anastasia (1901) y el zarevich Alekséi Nikoláyevich 1904).
En 1905 inicia una desastrosa guerra con Japón, que genera malestar general. Con motivo de la Primera Guerra Mundial, intentó ponerse al frente de las acciones, relevando a su tío el gran Duque Nicolay Nicoláyevich, dejando la regencia del imperio en manos de su esposa, la cual tuvo una nefasta influencia del legendario monje loco Rasputín-ver preguntas al abuelo 6-quien se hizo del control absoluto del gobierno, con el consiguiente descontento popular, agravado por el origen alemán de la Zarina, que desencadenó eventualmente en la rebelión bolchevique de 1917, liderada por Vladimir Ilich Uliánov, mas tarde Lenin. Rusia entra vertiginosamente en una guerra civil.

Al regreso del desmoronado frente de la Primera Guerra Mundial, el Zar derrocado, fue confinado a arresto domiciliario, junto con su esposa e hijos en el Palacio de Alejandro, en Tsarskoye Selo, en las afueras de San Petersburgo. Dada la cercanía de las fuerzas rojas, Aleksandr Kérensky del gobierno provisional, desplazó en agosto de 1917 a la familia a la pequeña ciudad de Tobolsk, capital histórica de Siberia Occidental. En abril de 1918, los bolcheviques se hicieron del gobierno, ordenando un nuevo traslado de la familia real, esta vez a una pequeña granja, la Casa Ipátiev en Ekaterimburgo, una ciudad de los Urales, en donde Nicolás es asesinado cruelmente, cuando tenía cincuenta años, por sicarios del Ejército Rojo, junto con su familia el 17 de julio de 1918.

El detestable magnicidio tuvo la siguiente secuencia: el 4 de julio de 1918, ante el avance de la legión Checoslovaca, se temió la liberación de la familia; un escuadrón de la policía secreta bolchevique al mando de Yákov Mijáilovich Yurovsky relevó a la guardia de la casa y el 13 de julio recibió la orden del Soviet de los Urales de fusilar a toda la familia. En la medianoche del 17 de julio, con el pretexto de tomar una fotografía, fueron llevados al sótano de la casa Ipátiev, repentinamente entró Yurovsky con revólver en mano y 17 soldados armados con fusiles a la bayoneta, declarando que “el pueblo ruso les había condenado a muerte”; el Zar cae instantáneamente muerto, los fusileros realizan una descarga cerrada al resto de la familia; las niñas por haber tenido una protección relativa por sus corsés cargados con joyas, no mueren inmediatamente y son rematadas a la bayoneta.

En total fueron cobardemente masacradas doce personas: Nicolás, Alexandra Fiódorovna, su hijo Alexis, sus cuatros hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia; el doctor Sergéi Botkin, el lacayo Alekséi Trupp, los cocineros Iván Jaritonov y Tijomírov, y la camarera Ana Demídova. En el colmo de la iniquidad, matan también al perro mascota. Posteriormente los cuerpos fueron depositados en la mina abandonada: Ganina Yama -“los cuatro hermanos”- en donde destruyeron los cadáveres con fuego y ácido sulfúrico. Cínicamente el Soviet de los Urales declaró “Cumpliendo con la voluntad popular, el Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales, decidió fusilar al verdugo coronado, para evitar que escapara del tribunal del pueblo”. El Comité Central Ejecutivo aprobó la acción del Presidium del Consejo de los Urales.

La Iglesia Ortodoxa Rusa en el exilio canonizó a los integrantes de la familia Romanov, decisión refrendada en agosto de 2000 por el sínodo de la Ortodoxia Rusa. Nicolás II está enterrado desde 1997 en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo junto con el resto de la familia imperial y de los demás zares rusos. El 1 de octubre de 2008 el Tribunal Supremo de Justicia de la Federación de Rusia ha rehabilitado a Nicolás II y su familia, como víctimas de la represión bolchevique.

De su alteza imperial la Gran Duquesa de Rusia Anastasia Nicolaeivna Romanov-Oldenburg-Holstein-Gottorp y von Hessen, no hay muchos datos desde su nacimiento hasta el final de sus días, en Ekaterimburgo, Rusia, cuando tenía tan solo 17 años. Nació en Peterhorf, complejo de palacios en San Petersburgo, Rusia, el 18 de junio de 1901, según el calendario gregoriano. Fue la hija mas joven del emperador Nicolás II y de su esposa Alejandra Fiódorovna, criada de la manera más austera posible, apodada “Malenkaya”, que significaba “la mas joven”, creció como una niña vivaz y llena de energía, de ojos azules, corta estatura y pelo rojizo tirando a rubio, padecía de hallus valgus-desviación del primer dedo del pie, fuera de la línea media, acompañado de exostosis en la articulación metatarso-falángica-(juanetes) que afectaba a los dos dedos gordos del pie.


Para la mayoría de historiadores, Anastasia fue asesinada, en una ejecución extrajudicial, por un pelotón de fusilamiento, junto al resto de su familia la mañana del 17 de julio de 1918. Al morir la princesa, nace la leyenda de Anastasia según la cual no murió y logró escapar. El rumor que sobrevivió a la masacre tiene gran fuerza y es persistente desde 1918, y no ha sido acallado totalmente hasta nuestro tiempo pues no hay nada totalmente claro en relación a su muerte o a su supervivencia. Sobrevivió según testimonio del sastre vienés Heinrich Kleibenzetl-que vivía y trabajaba frente a la Casa Ipátiev-; huyendo posteriormente con la ayuda del soldado ruso-polaco Alex Tschaikovsky que la llevó a Bucarest, Rumania donde curaría sus heridas y dos años después aparecería casada con él, con un hijo, con el nombre de Anna Tchaikovsky. El soldado Tchaikovsky aún hoy no ha sido identificado entre los participantes de la ejecución.

También llegaron noticias desde Bulgaria de la posible supervivencia de Anastasia y de su pequeño hermano Alexis. Meter Zamiatkin, guardia de la familia imperial rusa afirmó que los llevó a su pueblo natal, cerca de Odesa, viviendo Anastasia con el nombre de Eleonora Albertovna Kruger en la ciudad búlgara de Gabarevo, cerca de Kazanlak , hasta su muerte en 1954.

Nadezhda Ivanovna Vasilyeva y Eugenia Smith, dos jóvenes que afirmaban ser Anastasia y su hermana María, encontradas por un sacerdote de los Montes Urales, vivieron como monjas hasta su muerte en 1964. Fueron enterradas bajo los nombres de Anastasia y Maria Nikolaevna. Muchas mujeres a lo largo del siglo XX afirmaron ser la Gran Duquesa Anastasia, al menos diez mujeres afirmaron ser Anastasia, la más famosa de las cuales fue Anna Anderson.

La vida de Anna Anderson surgió la noche del 17 de febrero de 1920, cuando una joven de aproximadamente 20 años fue salvada por un policía de suicidarse en un puente del río Spree- que comunica a Alemania por medio de canales con el mar Báltico- en la ciudad berlinesa. Ingresada en el hospital psiquiátrico de Dallford, en donde por su mutismo, el personal la conocía como Fraülein Unbekannt ("Señorita desconocida"), diagnosticándole una "enfermedad mental de carácter depresivo". La joven Anna Anderson presentaba, según los informes médicos, media docena de heridas de bala y diversas laceraciones, incluyendo una cicatriz en forma de estrella en la parte posterior de la cabeza.

"Doña Desconocida", que permaneció hospitalizada dos años, adujo que trató de suicidarse, arrojándose desde un puente a las frías aguas del canal Landwerh, en Berlín, por haber sido ignorada al tratar de ver a su tía, la princesa Irene, hermana de la Zarina (madre de Anastasia), explicó a sus confidentes, que se llamaba Anna Tschaikovsky, que su marido, muerto en una reyerta callejera, la había rescatado de Ekaterimburgo, que tuvo un hijo con él en Rumania, mismo que dejó en un orfanato, antes de partir a Berlín. Sin embargo no explicó porque en Bucarest no hizo ningún intento de aproximarse al familiar más cercano de Anastasia, fuera de Rusia, la reina María de Rumania, prima de la Zarina Alejandra.

Por su acento oriental todos supusieron que Anna era, posiblemente, una "refugiada rusa", afirmando en 1922 que ella era la Gran Duquesa Anastasia. La firmeza de su reclamación pronto la hizo relativamente conocida más allá de Alemania e independientemente de quien era realmente, marcó su vida para el resto de sus días. La noticia se propagó, causando conmoción a toda Europa, la gente maravillada ante esta magnífica historia, la aceptaba sin reticencias.

Al egresar del hospital, quedó al cuidado de un emigrante ruso, el barón Von Kleist, que creía que ella era realmente Anastasia. Por causas desconocidas Anderson huyó de casa de Von Kleist y fue acogida por el inspector de policía Grünberg, recibiendo en su casa, la visita de la hermana de la Zarina, la Princesa Irene de Hessen-Darmstadt, quien no aceptó que se tratara de su sobrina. Sin embargo el hijo de la princesa, el Príncipe Segismundo de Prusia, remitió a la joven una lista de preguntas que, según su opinión, sólo Anastasia podía conocer, Anderson respondió todas las preguntas correctamente, lo que agregado al gran parecido físico con la autentica Anastasia, sus ojos azules, la caligrafía semejante a la de Anastasia y pruebas forenses realizadas en 1994, comparando la cara y las orejas, concluyeron que Anna y Anastasia eran las mismas, alimentando el mito, pues Incluso su abuela paterna, recluida en un castillo en Dinamarca, la reconoció antes de su fallecimiento en octubre de 1928.

En 1991 un grupo de científicos, espeleólogos, geólogos, genéticos y otros expertos de la medicina hallaron los restos de la familia imperial en una fosa común, cerca a Ekaterimburgo. Una vez abierta la tumba los excavadores descubrieron faltaban los cadáveres de Alexis y, según el experto forense William Maples, el de Anastasia, lo que avivó la polémica.

En las décadas siguientes, la mujer sería conocida como Anna Anderson (nombre que adoptó en los Estados Unidos) enfrentándose a numerosas acusaciones de impostora, pero nadie podía dar prueba de que mentía o decía la verdad. La batalla por conocer su identidad se convirtió en el juicio más largo de la historia de Alemania (1938-1970),Anna Anderson no pudo aportar suficientes pruebas, obrando en su contra el hecho de que fuera incapaz de leer o hablar ruso, inglés o francés a su edad, como sí lo hacían las hijas del zar.

Anna Anderson, se casó en Charlotteville, Virginia, Estados Unidos, en 1968, a los 67 años de edad, con el norteamericano John “Jack” Manahan, unos veinte años más joven que ella, por lo que cambió su nombre a Anastasia Manahan; muriendo en Klostersee (Alemania), el año 1984 a causa de una neumonía, siendo incinerada, según su propio deseo.

Los análisis y muestras de ADN de Anna Anderson que pudieron ser rescatados, gracias a una prueba que se le hicieron en vida durante una operación en 1979 en el Hospital Martha Jefferson, de Charlottesville, Virginia, demostraron que Anna Anderson no solo no tenía relación alguna con la familia real rusa, sino que se correspondía estrictamente al de Karl Maucher, un inmigrante procedente de Pomerania, región limítrofe entre Polonia y Alemania, descendiente de una polaca, Franziska Schanzkowska, una obrera de Casubia (al norte de Polonia) nacida en 1896, probablemente en Pomerania, Prusia Oriental (actualmente Polonia) y desaparecida en marzo de 1920, lo que confirmó la investigación privada, contratada por el duque de Hesse.

Mucha gente creyó en éste clásico de la doble personalidad, muchas más quisieron creer, como lo demuestra las numerosa filmografía, musicales, novelas y series de televisión; la supervivencia de Anastasia, merecería ser verdad.

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